jueves, 10 de septiembre de 2009

Mitsubishi motors automotriz

Publicado en El Tiempo de Puerto La Cruz
WILLIAN JOSÉ RODRIGUEZ GAMBOA 

El gobierno venezolano decidió mediar en el conflicto laboral que desde hace meses se viene agudizando en esta importante planta ensambladora de vehículos Mitsubishi, Hyundai y Fuso. Dos muertos fue el resultado del anterior conflicto y ahora la planta arriba a su tercera semana de paralización, ordenada por la alta gerencia que alegaba problemas de bajísima producción (la planta puede ensamblar más de 60 vehículos por día y apenas estaba promediando los 40) de ausentismo laboral, de indisciplina, de una altísima agresividad y de anarquía que no garantizaban la seguridad física del personal.

El primero de este mes se reunió el ministro de Ciencia y Tecnología, Jesse Chacón con el presidente de MMC de Venezuela, Toshizo Yamada, en una mesa de conciliación, sin embargo, no hubo anuncios significativos, sólo dejaron claro que estaban reuniéndose para buscar una salida y pese a la medida de declarar la parada de la planta como ilegal, la transnacional japonesa se mantiene firme y no ha dado muestra de vacilación en su decisión de no arrancar la producción hasta obtener garantías de superación de la conflictividad laboral.

Cuando empecé a escribir este artículo recordé algunas cosas: Hace unas cuantas lunas y siendo dirigente estudiantil, me reuní con un grupo de trabajadores de la MMC -algunos activos y otros despedidos- y todos coincidían en denunciar el maltrato laboral al que eran sometidos los trabajadores y a un sindicato patronal.

Recuerdo que uno de ellos me regaló un pequeño cuchillo hecho de una barra de aluminio que utilizaba para pelar los cables en la línea de ensamblaje. En ese momento fue muy poco lo que pudimos hacer. En esos tiempos los patronos se entendían muy bien con las Inspectorías del Trabajo y era famoso el Sr. Dum Dum.

El otro caso: Un dirigente sindical de la Liga Socialista del movimiento textil de Caracas (creo que era el primer pleno nacional al que asistía) de muy buena oratoria y de formación, expresaba que todo lo estudiado en el marxismo, en el movimiento cooperativista y en las experiencias de autogestión y cogestión no servían para nada cuando el patrono cerraba la fábrica, que era el caso cómo los habían derrotado a ellos dejándolos desempleados. Esa experiencia me marcó mucho y hoy regresa al presente con la paralización de la Mitsubishi.

En otras empresas paralizadas, simplemente el gobierno anuncia su expropiación y otorga importantes créditos a los trabajadores organizados para reactivarlas. Algunas experiencias han sido realmente exitosas. Están pagando los créditos e incluso, hacen aportes de capital antes de las fechas pautadas, pero muchas otras simplemente terminaron en desfalco y corrupción. En este conflicto, el gobierno sabe que no puede expropiar, pues sólo se quedaría con una planta vacía y 1.412 desempleados, de allí que asuma seriamente el papel de mediador y trate fundamentalmente de bajarle la prepotencia y el sectarismo a la dirigencia sindical para que entienda que si no cambian de métodos y estrategias sólo ganarán el cierre definitivo de la planta.

El hecho de que recientemente el Ministerio Público ordenara prohibir toda propaganda que incitara al odio, a la violencia y atentara contra los derechos humanos de los empleados y trabajadores en la planta MMC, ratifica lo expresado por muchos empleados y trabajadores. El clima de anarquía y de violencia en la planta es insoportable, incluso, hay quienes expresan que algunos dirigentes sindicales van armados. Es evidente que se sienten apoyados, pero si no rectifican, su principal logro será ingresar a las estadísticas del desempleo.

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